Centros ANID llaman la atención sobre las migraciones que vienen por crisis climática

Las migraciones ya no solo son en grandes volúmenes por razones políticas, económicas y sociales.

Foto: Pexels

Cada vez será más frecuente conocer a personas desplazadas, producto de fenómenos ambientales asociados al cambio climático. La investigadora del Centro de Ciencias del Clima y la Resiliencia, Anahí Urquiza, explicó que “la migración y la movilidad humana, en general, es una estrategia de adaptación que ha estado presente a lo largo de toda la historia de la humanidad. Producto del cambio climático se ampliarán los patrones de movilidad ya existentes y comenzarán a evidenciarse las tendencias migratorias y a emerger puntos críticos al año 2030, incrementándose considerablemente al 2050”.

Esto, indicó, debido a que han aumentado en intensidad y frecuencia los eventos climáticos extremos. En este sentido, la doctora Urquiza explicó que “hay estudios que indican que por cada grado Celsius de aumento de la temperatura, la cantidad de personas desplazadas aumentarán en 50%”.

No obstante, agregó que “actualmente se desconoce el nivel de incidencia de los fenómenos de manifestación lenta sobre la migración, como las sequías y la desertificación, la degradación de servicios ecosistémicos o el aumento del nivel del mar. Y los registros actuales están subestimados debido a la dificultad de monitorear estos patrones de movilidad”.

En este sentido, recalcó que durante 2020 se generaron 40.5 millones de desplazamientos internos en el mundo, de los cuales 30.7 millones estarían asociados a desastres socionaturales y 9.8 millones a contextos de conflictos y violencia. “La cantidad de personas desplazadas por desastres es la más alta en los últimos diez años y las principales regiones afectadas fueron las de Asia del Este y Asia Pacífico (30.3%), África Subsahariana (27.4%), el Sur Asiático (23.8%) y las Américas (11.8%).  En la región de las Américas se generaron alrededor de 4.5 millones de desplazamientos por desastres el año 2020, lo que también corresponde a la cifra más alta en diez años en la región”, señaló.

En el caso de Chile hubo más de 18 mil desplazamientos internos asociados a desastres como incendios, inundaciones y sequías.

Migración ¿una estrategia?

Es necesario reconocer los distintos tipos de movilidad humana que se pueden dar, ya que de por sí, la migración puede ser considerada como una estrategia de adaptación frente al cambio climático, que de ser voluntaria, proactiva y exitosa podría llegar a permitir la generación de mayores niveles de resiliencia y reducción de la vulnerabilidad en la población.

“Aunque se espera que fenómenos repentinos generen ciclos cortos de movilidad, hasta que se permita el retorno, la evidencia da cuenta del importante rol de largos procesos migratorios. Es por esto por lo que es fundamental que la política pública tenga un actuar focalizado a los distintos desafíos que la migración requiere”, indicó.

Explicó, además, que “la tendencia indica que en las regiones tropicales y subtropicales tendrían una mayor población con incentivos climáticos para migrar. Y las regiones más frías serían polos de atracción de población. Los países que aumentarán su atractivo relativo serían China, Rusia, Estados Unidos, Canadá, Noruega, Suecia y Finlandia. En Sudamérica Chile y Argentina, donde Chile aparece como una zona de atractivo relativo para potenciales migrantes por motivos climáticos en la región”.

Lo que se va, lo que se mueve, lo que llega

Por su parte, la directora del Núcleo Milenio Movilidades y Territorios, Paola Jirón, explicó que a nivel mundial la crisis climática ha devastado los territorios forzando a comunidades enteras a migrar para sustentar sus vidas. “En Chile, la preocupación se ha enfocado en la migración transfronteriza de migrantes provenientes de América Latina por motivos económicos y políticos, sin embargo, poco hemos analizado las implicancias de estos cambios climáticos en las vidas de las personas, ya que existen escasos datos que den cuenta de la complejidad del fenómeno o sus causas. Lo que observamos son migraciones por goteo, lentas y paulatinas, pero que producen transformaciones territoriales permanentes”.

Agregó que “cuando hablamos de lo que se va, comprendemos que debido al cambio climático el país está viviendo severas transformaciones que afectan a varios territorios del país. Un ejemplo de esto es la sequía producida por el aumento de la temperatura, y exacerbada por los modos de producción de la industria minera, inmobiliaria o agrícola en regiones como Coquimbo, Valparaíso, O´Higgins o la Metropolitana. En este proceso se van fuentes de trabajo; comienzan a irse primero los jóvenes, aquellos a cargo del sustento familiar; desaparece la flora, la fauna y los animales que ya no pueden pastar; y se alejan formas de vida y saberes. Algunas familias realizan micro migraciones, muchas veces en la misma región, intentando acceder a lugares donde quede agua. Otras, sin embargo, migran más lejos”.

Sin embargo, dijo la doctora Jirón, “pese a que muchas formas de vida se van, otras se quedan. Y así, los habitantes que permanecen deben generar recursos fuera de sus territorios, viajando regularmente en turnos semanales o mensuales a distintos lugares del país, dejando atrás familias, niños y personas mayores. También se quedan los camiones aljibes y formas de vidas alternativas que intentan cuidar lo poco que queda en las huertas de los territorios devastados. Esto produce relaciones dispersas y vidas fragmentadas por la nueva movilidad de sus miembros”.

No obstante, destacó que las personas, cosas, animales, ideas y saberes que se van, también llegan a otros lugares. Y un ejemplo de ello es lo que está pasando en el sur de Chile que, por el momento, ofrece mejores condiciones. “Estas personas no vienen solas, traen autos, congestión, ruido, contaminación, basura, y demandan servicios, equipamiento, tecnología, infraestructura y energía”, dijo.

Agregó que “Las migraciones climáticas en Chile no son como aquellas que se documentan a nivel mundial, donde observamos grandes grupos de personas cruzando fronteras. Lo que vemos acá es silencioso, microscópico, pero mucho más complejo y requerirá nuevas formas de planificar los territorios e implicará rearmar nuestras maneras de vivir”.

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