USACH: ¿Se puede vivir más, mejor y ser feliz?

La eternidad, la perfección y la felicidad. Estos conceptos, ¿se podrán alcanzar gracias a nuevas tecnologías médicas? Las preguntas las dará la filósofoa Diana Aurenque de la USACH.

Por Josefina Martínez.

Los seres humanos, las plantas y los animales, nacen y mueren. Lo que los diferencia entre ellos radica en que las personas son conscientes de que su vida tiene un fin. Sin embargo, con las nuevas tecnologías médicas y la era digital en su apogeo, comienzan a surgir nuevos avances que podrían alterar la vida de las personas.

¿Vivir más tiempo?, ¿menos enfermedades?, ¿editar el genoma humano? El desarrollo de la medina y la ciencia pueden plantear e intentar contestar estas interrogantes, sin embargo, cabe cuestionar si con estos avances se puede ser feliz. ¿Eternidad es igual a felicidad?

La doctora en filosofía y habilitada en la especialidad Ética Médica por la Universidad de Tubinga, Alemania, Diana Aurenque, expondrá en “Protagonistas 2030” el 30 de agosto. En el evento organizado por El Mercurio, la académica de la Universidad de Santiago dictará la conferencia “Y si viviéramos eternamente, ¿seríamos más felices?”

Los avances médicos y tecnológicos que permiten alargar la expectativa de vida o poder seleccionar atributos de las próximas generaciones, pueden sonar muy interesantes, pero para la filósofa Diana Aurenque hay que enfocarse en sus posibles consecuencias.

“Esos son todos avances tecnológicos que parecen ser muy atractivos, pero que también nos ponen ante ciertos desafíos. También nos obligan a pensar un poquito más a fondo sobre nuestra propia condición humana; reflexionar hasta qué punto podemos legítimamente transformar nuestra naturaleza, cuáles son los desafíos y/o aspectos claves que debemos evaluar y no solamente celebrar ingenuamente cada avance técnico-médico”, comenta la académica.

Estas tecnologías llevan a transformaciones en la vida de las personas, por lo que cabe cuestionarse el impacto que tendrá en sus vidas. Para Diana Aurenque, los desarrollos científico-médicos siempre se están alabando, pero poco se está dando cabida a la reflexión ética, cultural y social que debe acompañar la llegada de todos estos avances tecnológicos.

A diferencia de la expectativa de vida de las personas que había décadas atrás, hoy es un hecho que el ser humano está viviendo más, y con los avances científicos ello puede extenderse aún más. A pesar de esto, la filósofa afirma que, actualmente la medicina tiene como gran desafío garantizar o trabajar para que ese aumento de vida que estamos teniendo, también sea en calidad de vida.

¿Se puede vivir más y tener buena calidad de vida?, ¿se puede garantizar que vivir más tiempo sea compatible con un buen vivir?, ¿cabe la felicidad en esta interrogante? Se pregunta.

“La promesa de la felicidad a través de la técnica no se puede cumplir, pero ciertamente puede contribuir a que nosotros, con otro tipo de discurso, seamos más conscientes de lo que queremos, en qué país queremos vivir, en qué condiciones, qué tipo de relaciones humanas queremos construir, familiares, etc. Ahí puede tener cabida, pero insisto en un discurso cada vez más amplio y una reflexión mayor”, dice Aurenque con respecto a la felicidad.

Agrega que lo que se puede decir con seguridad es que más tecnología no va a garantizar la felicidad, porque garantizar eso es imposible, porque lo técnico no puede rendir más allá del dominio de lo puramente técnico.

Frente a estos cambios tecnológicos en la medicina contemporánea, que pueden alterar al ser humano, y la pregunta si a través de ellos se logrará la perfección, afirma que no debemos ser ingenuos, pues es esa imperfección, considerada como finitud o enfermedades, lo que precisamente hace a los humanos, más humanos. ¿Se puede, pues, perder la esencia y lograr la perfección humana a través de los avances de la medicina tecnologizada?, dice.

“La perfección no la podemos conseguir por medio de la técnica, ni tampoco es un miedo que nosotros deberíamos tener, porque siempre la vida tiene sus formas de sorprendernos. Parte de ser un ser humano implica saber que no tenemos todo el plan de lo que ocurre o va a ocurrir. Por lo tanto, por más que vivamos más, incluso si vivimos mejor, incluso si erradicamos las enfermedades, no por eso vamos a decir que somos perfectos”, comenta Aurenque.

¿No es parte de la humanidad el saber que vamos a morir? ¿Cómo se vive el día a día sabiendo que la muerte está aún más lejana? ¿Viviremos pensando en ella de igual forma?, son algunas de las interrogantes que plantea el ser inmortales.

“El drama de la existencia humana, como indica la filosofía, es saber que es finita y al mismo tiempo estar consciente de que el mundo, la realidad, lo que nos rodea, tiene un tiempo que es más grande. Uno sufre a veces con la finitud sabiendo que tengo un tiempo determinado, corto, para tomar decisiones, para desarrollar ciertas posibilidades de existencia, y que cada vez que abro unas posibilidades, cierro otras tantas”, afirma la filósofa con respecto a la manera de vivir conociendo los límites que traen estas nuevas tecnologías.

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Comentarios
  • La felicidad no depende si viviremos más o menos, eso no es lo central, si partimos de una base donde tenemos cubiertas las necesidades primordiales.
    Hay gente que ha vivido muy poco y ha sido tremendamente feliz, o viceversa. Otra que lo ha tenido todo y ha sido tremendamente infeliz, y hasta se han suicidado.
    La felicidad viene dada por sentirte parte de un clan, al cual quieres y te quieren, donde priman los afectos, y sientes que aportas y te aportan.
    Por otro lado viene dada por sentirte útil a tu comunidad, ya sea con tu , trabajo, profesión o actividad, que desarrollas con placer . El ser humano que fracasa es el que no crea vínculos y que no tiene derroteros en la vida.